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martes, 15 de septiembre de 2015

El ecosistema ideal de Isco


No hubo fútbol, pero sí pegada. Así podría resumirse el primer encuentro de Rafa Benítez como entrenador del Real Madrid en la Copa de Europa. El equipo blanco consiguió la victoria por cuatro goles a cero ante el Shakthar Donestk de Mircea Lucescu. Su rival ucraniano fue el equipo más competitivo al que se ha enfrentado esta temporada y sacó a la luz algunas de sus carencias a pesar del solventar el partido con suficiencia.

Los mejores minutos del Madrid en situación de once contra once se produjo con Gareth Bale y Cristiano Ronaldo en la zona ancha del ataque. El galés hizo buen uso de la libertad que se le ha otorgado esta temporada, visitando los tres carriles y dejando toques llenos de criterio y calidad. Por parte del portugués, pudimos observar su versión más centrada tratando de enganchar en zona de 3/4. Su movilidad a espaldas del mediocampo rival y sus contactos con el balón  de espaldas a portería supusieron ventajas fructíferas para que el Madrid ganase metros y diese un plus importante de verticalidad a los ataques. Tras el abandono obligado de Bale por lesión, Mateo Kovacic entraba como un volante derecho con libertad para pisar el carril central, donde dejó buenos minutos a través de sus pases y conducciones. El impacto de los acontecimientos aquí expuestos no opacaron los mejores minutos de Isco durante la presente temporada. El malagueño entró bastante en juego y dotó de claridad y magia a las ofensivas del equipo partiendo desde la  banda derecha. No obstante, no fue hasta el segundo tiempo cuando el juego y las apariciones del malagueño adquirieron más relevancia.

Ronaldo, Bale, Kovacic e Isco fueron las noticias más positivas en el primer tiempo

El Shakthar llegaba al descanso con un 0-1 abajo pero las sensaciones acerca de su juego eran positivas. Ganaron empaque defensivo durante el paso de los minutos y supieron correr hacia la portería de Keylor gracias a sus buenas transiciones, las cuales buscaban dañar por los pasillos laterales, donde el repliegue de los extremos es nulo y/o poco intenso. La expulsión de Stepanenko en el minuto 50 de partido tuvo una repercusión directa en el desarrollo del partido en general y en la importancia de Isco en particular. El Madrid ponía el 2-0 en el luminoso y ante la inferioridad numérica y de goles, el Shakthar se refugió atrás y sus salidas con espacios disminuyeron exponencialmente. Los blancos movían la pelota con mayor seguridad, redujeron las pérdidas comprometidas en la creación del juego y bajaron las pulsaciones al encuentro. Dentro de dicho contexto, pudimos ver al mejor Isco hasta la fecha en esta campaña 2015-2016. Asentado en el 4-3-1-2 bajo la demarcación de mediapunta, el número 22 amarró la pelota y aportó calma, brillantez y desequilibrio a partes iguales. El partido estaba dormido y él comenzó a funcionar: Se perfiló a la izquierda y alimentó de más balones a Marcelo, aceleró jugadas con sus conducciones cuando gozó de mucho espacio entre la medular del Shakthar, tiró paredes en la frontal, guardó la pelota bajo presión con esos caracoleos tan característicos... A su partido solo le faltó producir un gol. Un Benzema más fallón que de costumbre le privó de ello.

Isco dio un punto extra de adrenalina a un partido anestesiado tras el 2-0


Como hemos podido apreciar durante los meses de mandato de Rafa Benítez, los ataques del Real Madrid son un conglomerado de ritmo y dinamismo protagonizado por los hombres de ataque más determinantes: Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Karim Benzema. Los continuos cambios de posición y la agilidad de las jugadas provocan alteraciones en la defensa rival que este trío de estrellas aprovecha con inteligencia y precisión. A día de hoy, el estilo de Isco no encaja de forma tan óptima con los tres atacantes anteriormente mencionados. Su habilidad para recibir al espacio y atacar zonas débiles entre el entramado defensivo rival es menor e incluso en ocasiones contraproducente para los intereses de este nuevo Real Madrid. Sea cual sea su posición, el movimiento que más repite durante un partido es bajar a recibir a la altura del balón. No ataca la espalda de la línea de presión ni tira desmarques a espalda de la defensa. Su naturaleza le lleva a ofrecerse cerca del poseedor para gozar de más posibilidades de recibir al pie y sin oposición, para así tener más contactos con la pelota y posteriormente llevarla arriba con sus conducciones o bien evadir a su marca con un regate. Dicha cadena de sucesos no suponen ningún desbarajuste en el sistema defensivo del contrincante porque su verdadera arma reside en su técnica con el balón. Sus acciones se basan más en recibir al pie y comenzar bajo la pausa, lo que resta segundos muy valiosos para que sus compañeros atacantes inyecten verticalidad y ritmo a las acometidas ofensivas.


A día de hoy, el fútbol de Isco no es compatible al 100 % con Benítez

En resumidas cuentas, Isco no es el jugador más apto para lo que Rafa Benítez pretende implantar en el Real Madrid. No obstante, debemos indicar dos argumentos de peso a favor del malagueño. En primer lugar, el equipo blanco ha jugado cuatro partidos oficiales y no es ni mucho menos un equipo definido, como hemos podido observar en dichos encuentros. El segundo y más importante de los argumentos es el propio Isco. Estamos hablando de un futbolista con una tremenda personalidad dentro del césped. Su escala Málaga - Madrid jamás le pesó y practicó su estilo de juego (con sus pros y sus contras) basado en la magia con el balón en los pies. Pero no solo eso: se trata de un futbolista que cuenta  con 23 primaveras y aún tiene un gran margen a nivel evolutivo. Cuando más dudas había de su compromiso defensivo, él se puso a correr. Cuando su juego no era apto para ser titular, llama a las puertas de la titularidad brillando ante el Barça en la Copa del Rey y decantando junto a Marcelo toda una final de Copa de Europa. Isco es un jugador con buenas hechuras y un inmenso talento, dos ingredientes esenciales para triunfar en un club de la talla del Real Madrid. No va a bajar los brazos, y va a seguir encandilando al Bernabéu tanto por cómo es sobre el césped como por lo que Benítez pida de él. Solo es cuestión de tiempo.

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