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jueves, 8 de agosto de 2019

Benzema como principio y fin




Zinedine Zidane regresó a Madrid bajo un ambiente más convulso que el que se encontró al llegar tres años antes. Dejó el cargo en lo más alto y tras convertirse en el tercer entrenador de la temporada se vio obligado a tomar decisiones más radicales que de costumbre de cara a la siguiente. Con una plantilla similar y una sensación de equipo dispar a aquella que dominó la Champions la reformulación ha sido un objetivo obligatorio, un primer paso para renovar el mensaje y la mentalidad de los jugadores. A partir del mercado de fichajes se ha tratado de cumplir esta premisa teniendo en cuenta la preferencia de Zidane por disponer de puestos doblados, una plantilla larga y activada en profundidad que fomente la competencia interna y a lo sumo, con jugadores veteranos que aún quieren seguir demostrando su capacidad e implicación en este nuevo proyecto.




El Madrid camina hacia el apellido 'de Benzema'


La gran fortaleza del tricampeón europeo siempre recayó en sus enormes individualidades. En cualquier término — anímico, físico, técnico — ha tenido la certeza de ganar en cuanto a pieza por pieza se refiere y desde esa superioridad ha logrado una cierta coherencia colectiva sobre la cual sustentarse. Aún con muchos interrogantes acerca de la evolución del grupo, la individualidad más segura en la actualidad es la de Karim Benzema. Su último curso responde al líder al que el equipo no pudo corresponder, no así a la inversa. La iniciativa del francés acompañada de una armonía  física y futbolística le lleva a crear un sistema por sí mismo y a su equipo a hacer lo propio para satisfacer sus deseos mientras se encuentre en estas condiciones. Una gran parte de las incorporaciones se centran, por primera vez desde que llegase a Madrid, en mantenerle como epicentro del juego y abrirle el máximo de opciones para decidir. Hoy sí es la prueba fehaciente de su liderazgo como jugador que aún con sus 31 años tiene grandes noches por vivir, tanto por los que se han ido para dejarle sitio como los que vienen a facilitarle el asunto.


El primero de ellos es Eden Hazard, con el que ha mostrado una conexión natural desde sus primeros minutos en pretemporada. Bien tirado a banda o compartiendo punta de lanza, el Madrid multiplica su potencial asociativo y desequilibrante con el belga integrando las acciones de Benzema desde el apoyo para triangular con este o trazando diagonales con las que pueda activarse en velocidad y ponerle de cara en los últimos metros. Su capacidad para interpretar espacios es casi tan trascendente para el Madrid como ese regate que apenas 3-4 jugadores en el mundo ostentan. Otro que puede completar la labor de ambos cuando se le presente la oportunidad es Ferland Mendy. De perfil distinto a Marcelo, el ex del Lyon guarda afinidad en su juego que le permitirá no desentonar en este Madrid de pase corto y control sin descuidar las razones por las que fue contratado: contribuye desde la cal a la continuidad del ataque a cualquier altura, por lo que tanto belga como francés tienen vía libre para ser la amenaza cerca/dentro del área y no solaparse con los centrocampistas; si esto no sucede, el lateral aprovechará la atención que generan sus socios para romper hacia línea de fondo. Un movimiento que su competencia brasileña ha ido declinando en favor de intervenciones más sosegadas y basadas en su inmenso talento creativo con balón al pie. Por último y en línea de delanteros, Luka Jovic resulta la antítesis de nuestro protagonista, lo puede derivar en una sociedad complementaria debida precisamente a sus diferencias y con ello ser más una alternativa que una competencia en el frente de ataque. El serbio, de participación limitada, entiende la posición de delantero desde la fricción con los centrales para ganar espacio, la ruptura y el punto de penalty. No necesita establecer contacto continuo con el cuero, pues en base a estas tareas a él luego le encuentran en situaciones en las que hacer gala de su remate. Sujeta la línea defensiva del rival procurando una profundidad muy jugosa para habilitar a los que llegan por detrás, lo que haría que Karim no tenga que hacer en la misma jugada el movimiento atrás-adelante y recorrer tantos metros. Más liberado a consecuencia de dividir las marcas, más enfocado en influir donde realmente demuestra ser un delantero único.

El fútbol seguirá cocinándose donde se inclina el '9' con ayuda de los que empiezan a calentarlo unos metros más atrás: los Ramos, Marcelo, Kroos y Hazard. Así pues en el lado opuesto, la labor radica en proporcionar a estos el mayor espacio posible, sumar una pizca mayor de energía y agresividad transformando su juego de pases en conducciones y movimientos verticales. Si los cercanos generan las ventajas y hacen las veces de señuelo, agredir y activar la trampa pasa por el fútbol de Carvajal, Modric, Odriozola o Vinicius. Solo la competición marcará las pautas que van a seguir los chicos de Zidane en la temporada que se avecina, si bien no habrá ninguna que puede explicarse sin la figura de Karim Benzema.


FOTO: hoy.es

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