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miércoles, 6 de enero de 2021

Duelos tácticos (I): presión a 3-4-3 con 4-4-2


En esta primera entrega de la serie duelos tácticos, en la que trazaremos un planteamiento determinado de manera orientativa para neutralizar un dibujo por medio de otro, desarrollaremos la presión en 4-4-2 frente a un equipo que se desempeña en 3-4-3.
Antes de nada, la serie tiene el propósito no de exponer respuestas (que también) si no más bien de ir suscitando preguntas e ideas al lector sobre el tipo de planteamiento que puede llevarse a cabo frente a una circunstancia determinada. Otro punto importante en el desarrollo de este tipo de artículos es que estamos tratando de plasmar con imágenes y palabras algo tan complejo como las relaciones volitivas, socio-afectivas, etc, de un deporte en el que se juega un once contra once que se rige por el movimiento. En el asunto de los dibujos-esquemas, David Movilla, el entrenador del Zamora CF que actualmente milita en la 2ª División B española, afirma que son "simples fotografías". Una referencia espacial que puede ayudar, pero que a su vez va cambiando conforme la situación de balón, rivales y compañeros y que va regida por las sinergias entre los futbolistas, que son los que dan la forma verdadera a un concepto vacío de contenido futbolístico. Hecho ya la introducción, comenzamos a desarrollar el planteamiento táctico.

En primer lugar, definimos las posiciones (portero a parte) que incluyen tales dibujos. Dentro de cada una, el jugador desarrollará lo que verdaderamente importa en el fútbol, los roles. Estas funciones dependerán de las características del jugador y/o de las directrices que marque el entrenador. En primer lugar, el 3-4-3:
- Tres centrales: un 'líbero' y dos centrales-laterales
- Un doble pivote
- Dos carrileros
- Tres atacantes

El 4-4-2:
- Dos centrales
- Dos laterales
- Un doble pivote
- Dos extremos
- Dos delanteros

El planteamiento busca principalmente neutralizar las virtudes del rival y exponer sus carencias, previamente estudiadas por el cuerpo técnico;  junto al hecho de potenciar las virtudes y esconder las carencias propias es lo que condiciona cada plan de partido.  Aquí no se ha tomado ninguna referencia concreta, por lo que se muestra una serie de comportamientos que buscan una presión en bloque medio-alto para provocar robos a buena altura así como una organización defensiva más cerca del gol. Como primera medida para lograr lo primero, se pretende igualar la condición numérica del rival en su primera línea de construcción, adelantando a los extremos para que así salten a los centrales-laterales. Ellos serán los encargados de lanzar la presión cuando el portero o bien el líbero les envíen el balón. Será importante su dominio espacial, primero para mantenerse equidistante a central-lateral y carrilero pudiendo así molestar a los dos en función de la situación; y segundo para realizar una trayectoria de acoso correcta así como la velocidad de la carrera para la aproximación. Así pues, tenemos en la primera línea un 3 vs 3 con el delantero en la parte central tratando que se juegue en horizontal y no a su espalda, evitando ser superado.

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En este momento de presión adelantada, el sistema se fundamenta en una defensa zonal con referencias individuales más o menos estrechas en función de la posición del balón y del espacio. Dichas referencias son las siguientes:

- El delantero más adelantado trata de evitar pase interior, orientando al líbero a jugar hacia fuera y vigilarlo en el caso de que vuelva a recibir.
- Los extremos desde una posición intermedia entre carrileros y centrales-laterales, saltarán sobre estos últimos en función de la altura del balón y la compactación del bloque. 
- El otro delantero defenderá por detrás, dibujando con los anteriores una especie de rombo. Su cometido principal es activar la trampa y presionar al pivote cercano para evitar que gire e inducirle a la pérdida.
-  Los laterales mantendrán la marca sobre los carrileros como apoyo a los extremos en caso de que estos no lleguen a la presión y retrasar o impedir la progresión del oponente. 
- Un pivote se suma a la presión sobre el pivote que quede libre y el otro guarda las espaldas de este bloque y vigila los posibles desmarques en apoyo o al espacio de los atacantes: compensación de espacios.

Con ello, podemos diferenciar un bloque activo, más cercano a balón y más predispuesto a la presión grupal en el que podríamos incluir a delanteros, extremos, laterales y un pivote. Se encarga de achicar espacios hacia delante y toman un riesgo mayor al encontrarse más lejos de la propia portería. Por otro lado tenemos un bloque formado por los restantes que trata de compensar la espalda del primer bloque rellenando espacios, vigilando o ganando balones largos. 

Como hemos comentado anteriormente, la estructura busca un 3 vs 3 en la primera línea de construcción rival. Una vez el juego pasa por los centrales-laterales, los extremos hacen carreras de aproximación con trayectorias que obliguen al rival a jugar por dentro, bien hacia atrás o hacia un pivote. El pase hacia fuera es negado y en el caso de que se abra esa línea de pase, el lateral de ese lado deberá marcar de cerca al carrilero.


En un momento dado, el central-lateral solo tiene un pase claro que le permita superar línea desde el pase corto. Se trata de un pase por dentro a un pivote que se encuentra vigilado de manera que no tenga tiempo y espacio para perfilarse, momento en el cual nuestro pivote le aprieta y se cierran los espacios para lograr la recuperación.



Partiendo de que el rival no pueda construir siguiendo la tendencia habitual de hacerlo bajo pases cortos y asociaciones en pocos metros, una alternativa para construir puede ser el juego directo a partir del movimiento de uno de los tres delanteros bien al apoyo en 3/4 de campo como a la espalda de los laterales que han salido en busca de los carrileros. Se trata de una vía teóricamente asequible para atacar usando pocas combinaciones y superando a mucho jugador por el camino a través de ese tipo de envíos. Por ello, ese bloque de compensación deberá tener claro quién va a acompañar ese desmarque y la actitud defensiva ante dicho movimiento. Como todo lo expuesto anteriormente, deberá ser comunicado y trabajado previamente por el cuerpo técnico para optimizar cualquier respuesta defensiva. En nuestro caso, proponemos que nuestros centrales - atendiendo a sus características - mantengan la posición en el mayor número de situaciones posibles y no acudan lejos de su zona donde tienen más probabilidades de ser rebasados por la velocidad de los delanteros; será el pivote más cercano - o el lateral según qué contexto - el que vigile su espalda y deslice sobre el movimiento del atacante y realice un ejercicio de temporización promoviendo el repliegue del resto de jugadores superados por el pase. Esta decisión también depende de la capacidad comunicativa del equipo para decidir cuándo y dónde realizar la acción defensiva.







En el momento en el que la iniciativa en la presión alta va disminuyendo, el equipo se dispondrá en un bloque medio-bajo que robe unos metros por detrás de lo pactado en un principio. Para ejercer este ejercicio defensivo más cercano a la propia portería, plasmamos las diferentes opciones que nos surgen:

- Dibujar un 4-4-1-1, asumiendo una inferioridad 4 vs 3 en zona ancha y de 3/4 de campo pero con más profundidad defensiva dificultando al doble pivote dar progresión.


- Un 4-4-2, asumiendo el doble pivote una mayor distancia a recorrer bien para presionar al doble pivote o para cerrar línea de pase con los atacantes que pretenden generar superioridad numérica en el centro del campo. Con dicha disposición, resulta interesante realizar un sistema que combine una defensa zonal más puramente dicha con otra que se centre más en el marcaje individual zonal, destacando entre ellos el de nuestros extremos con sus carrileros para que nuestros laterales estén liberados para estrechar distancias en la defensa y dar un soporte a los centrales saliendo a apretar a esos atacantes que juegan al lado del delantero. A priori, el bloque puede verse más hundido y con más dificultades de despliegue pero contará con dos delanteros descolgados para dar salida.


Este sería uno de los muchos planteamientos posibles para combatir un 3-4-3 a partir de un esquema 4-4-2. Ahora es turno de debatir y si se tiene claro, trabajarlo para llegar al domingo con los deberes hechos.
















 

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