En el segundo artículo de esta entrega vamos a tratar de dominar el partido a partir de un planteamiento ofensivo que nos aporte varias herramientas y así abrir un 4-4-2 que defiende estrecho, junto y muy cerca de la portería. Uno de los dibujos más recurrentes a la hora de realizar partidos más reactivos y que prioricen no encajar antes que marcar.
Entre los muchísimos técnicos que manejan dicho dibujo, el italiano Carlo Ancelotti destacaba alguna de las ventajas que le proporciona a sus equipos cuando lo utiliza en el momento sin balón, entre las que se encuentran la cobertura de 'dos únicos espacios' (el espacio entre la delantera y el centro del campo y el que existe entre este último y la defensa) o la superioridad que le aporta en los costados con la presencia del lateral, el pivote de ese lado y el extremo. A pesar de no defender a priori el ancho del campo con la misma eficacia que con un 4-5-1, por ejemplo, bien trabajado estrecha mucho el campo al equipo rival y concede una opción para progresar en las transiciones gracias a los dos puntas, teniendo esa mencionada superioridad en banda con la que lanzar una 'presión trampa'. Durante la última década y con diferentes características según modelo de juego, muchos equipos han sacado mucho rédito de este dibujo y sus variantes: el Atlético de Madrid de Simeone, el Villarreal de Marcelino, el Leicester de Ranieri o el Borussia Dortmund de Jürgen Klopp. El equipo rival cuenta con el siguiente tipo de futbolistas, portero a parte:
- Dos centrales
- Dos laterales
- Dos mediocentros
- Dos extremos
- Dos delanteros
Para poder superar un entramado defensivo como este, basaremos nuestro planteamiento en una superioridad numérica inicial en el centro del campo, donde nosotros trataremos de ubicar - como mínimo - tres jugadores mientras que el rival cuenta solamente con dos, los que conforman el doble pivote. A partir de esta premisa buscaremos un sistema que nos pueda proporcionar dicha superioridad y que nos facilite plasmar nuestro modelo de juego, que en este caso tiene una tendencia ofensiva donde destaca el pase corto, la movilidad, el ritmo y el colocar a mucha gente por delante de balón. Como se ha comentado en el anterior capítulo de esta serie, los sistemas no son más que fotografías a partir de las cuales no puede explicarse la verdadera naturaleza de un equipo: las estructuras dinámicas. Esas relaciones y sinergias entre los diferentes jugadores que son los que aportan la complejidad al juego. Reitero: el sistema es una fotografía que no muestra el interior de lo que se ve en ella. Por ello es necesario entrar más en profundidad acerca de los comportamientos ofensivos que tendrán que llevarse a cabo para superar este reto y que se expondrán a continuación. Para ubicar un poco las referencias espaciales e intentar hacer realidad nuestras intenciones, nuestro equipo se dispondrá en una especie de 3-5-2 con la variante del 3-1-4-2, que será formado por esta serie de jugadores:
- Tres centrales
- Un mediocentro
- Dos carrileros
- Dos mediapuntas
- Dos delanteros
Aquí y en este caso por ser nuestro equipo, podemos hacer algún matiz acerca de la función de algunos de los jugadores que se han mencionado. Por ejemplo, en esos dos 'mediapuntas' se puede meter a alguien que se desempeñe como tal junto a un centrocampista que le complemente y sea más mixto, capaz de recibir tanto cerca del mediocentro como de poder hacerlo entre las líneas rivales; o en esos dos delanteros, uno de ellos puede ser un delantero más puro y otro más enfocado a abrir espacios a este cumpliendo como mediapunta o como un segundo delantero que juegue más cerca de él y tenga más incidencia sobre los centrales moviéndolos hacia fuera con desmarques de ruptura. Otra opción que se maneja mucho en la actualidad con el objetivo de sumar imprevisibilidad al ataque es trabajar con asimetrías en banda, cogiendo pares de jugadores que suelen desempeñar tareas prácticamente iguales y darles funciones más dispares entre sí. La más común en la actualidad es la de los laterales, en la que uno hace las veces de un central más en salida de balón fortaleciendo la transición defensiva y otro tiene una vocación más ofensiva y de recorrido.
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