En el tercer capítulo 'Duelos tácticos', vamos a desgranar
las particularidades del 4-4-2 en rombo estrecho y algunas directrices
ofensivas y defensivas para optimizar nuestro modelo de juego para este dibujo frente a un rival que se asienta bajo un 4-4-2.
Podemos catalogar al 4-4-2 en rombo estrecho como un sistema
poco común en el fútbol europeo y algo más desarrollado en Sudamérica, donde
técnicos como el Chacho Coudet o Marcelo Gallardo entre otros se han acogido a él en
ciertos momentos de su carrera. En el viejo continente y a bote pronto, salen algunos ejemplos como el Liverpool de Rodgers
en el último tramo de su segunda temporada al frente del equipo, el Empoli de
Maurizio Sarri, el Real Madrid de 2017 o la Sampdoria de Giampaolo.
En primer lugar, la característica más destacada de este
sistema es la presencia sobre el papel de un solo efectivo en cada una de las
bandas. A la hora de proporcionar amplitud, son los laterales los que deben
darla en la mayoría de los casos; cuentan con todo el carril para dar salida,
ganar y mantener la altura de la posesión del equipo y ofrecer profundidad en
los últimos metros. Se les exige mucho recorrido sin tener distracciones
permanentes en banda por parte de sus compañeros para sorprender con sus
incorporaciones y jugar con más libertad. Por otro lado, si esa despoblación
por fuera puede considerarse en ciertos momentos un inconveniente, la
disposición del centro del campo permite dibujar tres alturas distintas que
aportan mucha profundidad en la zona ancha y que tendrán una serie de
consecuencias que expondremos a continuación.
Nuestro 4-4-2 en rombo se compone de los siguientes
jugadores, portero a parte:
- Dos centrales
- Dos laterales
- Un mediocentro
- Dos interiores
- Un mediapunta
- Dos delanteros
Nuestra idea colectiva principal se fundamenta en dominar a
partir del balón, de pases cortos y rápidos y en poblar la zona de balón para
conseguir superioridad numérica en torno a él. Esta acumulación en torno al
esférico supone aglutinar
a muchos efectivos tanto propios como ajenos en torno a balón, lo que lleva a
tener una precisión y una velocidad en el pase muy altas para sobreponerse a
unos espacios muy reducidos. Las distancias de relación son muy cortas y por
momentos puede ayudar al rival a defender si no hay eficacia en la circulación
y si no hay jugadores que estiren al rival a lo ancho y a lo largo. Por otro
lado, tener tal disposición en el centro del campo con las tres alturas
mencionadas (mediocentro, interiores y mediapunta) más dos delanteros permite utilizar mucho el
concepto del tercer hombre y poner de
cara el juego para progresar.
En el momento con balón donde el rival nos presiona, nuestra premisa principal es que el campo no se haga demasiado estrecho en ese lapso entre la iniciación y la creación. Queremos ensanchar al oponente y por tanto queremos especialistas por fuera - nuestros laterales - que midan bien la altura a la que se encuentra el balón y que siempre haya un pase fuera en ataque para que puedan conducir y provocar incertidumbre. Por ello, ante esa igualdad numérica entre nuestros centrales y sus delanteros, mandaremos a uno de nuestros interiores hacia atrás y un poco hacia fuera para generar un 3 vs 2 en la primera línea de construcción. Bajamos a uno de nuestros interiores porque la pretensión es que el mediocentro esté en su sitio habitual y no baje metros para iniciar porque consideramos que debe ser una ocupación extra para la doble punta a la que se enfrentan nuestros centrales y, si se da la ocasión en algún momento, que su doble pivote se mantenga entretenido con el otro interior y el mediapunta y se pueda conectar directamente con él desde atrás.
Ante dicha situación, resulta importante materializar esa
teórica superioridad numérica en el centro y esas alturas diferenciadas en el
campo. A partir de aquí, el mencionado tercer
hombre adquiere gran importancia, pues el equipo debe encontrar esos pasillos
para conectar con los alejados o con los intermedios para jugar de cara y poder
avanzar. ¿Cómo provocar esta acción? Tratando de movilizar sobre todo a su
doble pivote, estirarlo para conseguir un pase vertical que facilite la
descarga. Resulta importante identificar los diferentes pasillos que existen en el campo para potenciar el juego vertical.
Para definir mejor estos seis pasillos, estableceremos los jugadores que a priori pertenecen a estos bajo nuestro dibujo, teniendo en cuenta que esa línea central que divide al campo en dos mitades verticales corresponden a portero y mediocentro :
1- Lateral izquierdo y extremo izquierdo
2- Interior izquierdo
3- Central izquierdo y delantero izquierdo
4- Central derecho y delantero derecho
5- Interior derecho
6- Lateral derecho y extremo derecho
Así pues, es importante que nuestros jugadores sean dinámicos y capaces en poco tiempo de abandonar y ocupar diferentes pasillos, sobre todo los que existen en la zona central. Movilizarse para movilizar al rival y generar líneas de pase.
Central pasa a lateral. En ese momento uno de los interiores trata de desmarcarse hacia fuera y arrastrar al pivote que le marca.
El equipo provoca lo que buscaba en
principio: dividir al doble pivote a partir de jugar rápido con fuera-dentro.
Nuestro interior abre el intervalo entre ellos y ante esta situación nuestro mediapunta
debe ir identificando ese pasillo que se abre en el carril central para ofrecer
una línea de pase vertical.
Jugar rápido y activación del tercer hombre: mediapunta viene a recibir y descarga de cara con el mediocentro.
En esa labor de nuestros laterales de ocupar toda la banda y no tener a priori ningún compañero fuera que fije y les libere para desdoblar, es muy importante el trabajo sin balón del resto para mantener una buena altura en ataque y sostener a la línea defensiva rival, aprovechando sobre todo ese intervalo entre centrales y laterales. A partir de lo comentado, la intención es que nuestros hombres de fuera tengan opciones de profundidad propias (llegando a línea de fondo) o ajenas (ese movimiento hacia fuera o el apoyo de otro compañero para poder llevar el balón lejos de la zona donde se encontraba y atacar zonas más vacías). Ante una idea en la que predomina el balón al pie, se deben equilibrar los ataques con movimientos al espacio.
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